Vacunarse contra el COVID-19 en la ACTC, en primera persona
La sede de la ACTC es una de las 35 postas de vacunación extrahospitalaria de la Ciudad de Buenos Aires contra el COVID-19. SoloTC te cuenta la experiencia de recibir la primera dosis de Sputnik-V allí.
Desde que comenzamos a convivir, y conocer a la pandemia del COVID-19, la primera pregunta que nos hicimos fue cuál era la solución, cuándo se llegaba a su fin. Lamentablemente, todavía nos toca convivir con ella, pero con una gran diferencia con respecto al 2020: la vacunación. Además de provocar alivio, significa una gran esperanza. Hoy, en la sede de la ACTC, me pude aplicar la primera dosis de Sputnik-V.
Parecerá raro leer sobre esto aquí, pero todo tiene que ver con todo, como inmortalizó “Pancho” Ibáñez. El martes por la noche estaba en mi casa terminando de escribir una nota sobre el piloto de TC Mouras Jerónimo Teti cuando llegó el aviso vía WhatsApp. Por un momento, la escritura pasó a un segundo plano para completar, lo más rápido que se pueda, los casilleros que confirmarían la vacunación. Ordenadas alfabéticamente, la ACTC es de las primeras opciones de centro vacunatorio que aparece. Y no lo dudé, apreté en su botón y la seleccioné.
Casi 12 horas después, estaba en el lugar. Transitar los 10 minutos que separan a mi casa del edificio de Bogotá 166 pasaron volando. Llegué a ese sitio al que tantas veces acudí por cuestiones periodísticas, pero hoy con un rol absolutamente diferente. Conocido, desde ya, pero nuevo a la vez. Con otra impronta.
Con las adaptaciones correspondientes para cumplir con los protocolos sanitarios, hasta la estatua que inmortaliza a Juan Gálvez tiene puesto su barbijo, ingresé al edificio renovado y estrenado en 2009. En el hall de acreditaciones esta vez no tuve que decir el medio al que represento, sino que simplemente corroboraron mis datos para, inmediatamente, dirigirme al Salón Octavio J. Suárez.
El habitual salón donde cubrimos las conferencias de prensa, acudimos invitados a los almuerzos del día del periodista y nos acreditamos para grandes anuncios, ahora tiene otro propósito. Y está cambiado, sí. Además de los cuatro espacios para la inscripción, allí se armaron 5 boxes, justamente, para la vacunación. Parece que este mediodía de miércoles en Buenos Aires no tuve la mejor actuación en la clasificación porque me tocó el último. Pero de poco importaba la posición, lo valioso era estar.
La aplicación fue más rápida que una detención habitual en los boxes. Apenas unos segundos fueron necesarios para que la primera dosis de la vacuna Sputnik-V ingrese por mi brazo izquierdo y con ello, lógicamente, más tranquilidad para seguir transitando la pandemia. Por supuesto, continuando con todos los cuidados.
Por último, como en cada competencia del Turismo Carretera, fue el turno de la técnica. En este caso un control de rutina. Pasados esos 15 minutos necesarios para saber de que todo estaba bien, fue el turno de volver a casa no sin antes seguir admirando la mítica Cupecita de Juan Gálvez que luce en la planta baja de la ACTC. Como cuando se termina una cobertura teceísta en su sede, me volví pensando y analizando lo que allí había sucedido.
En este caso, no se trató de hecho automovilístico, sino de saber que ya contaba con un elemento más para seguir luchando contra el COVID-19. Es mi deseo que pronto, todos puedan sentir la misma sensación.
El Centro de Vacunación COVID-19 montado en la ACTC tiene una capacidad de aplicación de 350 vacunas por día. Las personas deben asistir con turno obtenido mediante la web del Plan de Vacunación COVID-19 del Gobierno de la Ciudad. Este nuevo centro de vacunación se suma a los más de 344 puestos en toda la Ciudad.