Traverso íntimo: hitos y anécdotas

Un deportista alcanza el estatus de ídolo cuando sus actuaciones espectaculares, gane o no, asombran al público. No obstante, debe poseer un carisma atractivo y distintivo. Así era Juan María Traverso, un piloto con una personalidad única y un talento indiscutible al volante. Como homenaje a uno de los mejores corredores argentinos de la historia, en esta nota traemos algunas de las anécdotas más bizarras, graciosas e impresionantes del Flaco contadas por él mismo.

El ídolo teceísta falleció en la tarde del sábado 11 de mayo luego de ceder en su lucha contra el cáncer de esófago. El domingo 12 se le rindieron sentidos homenajes tanto en el Turismo Carretera, que disputó su 5ª fecha en Termas, como en su Ramallo natal, donde sus restos fueron velados ante expilotos, políticos y otras personalidades del automovilismo. (Leer más…)

Las declaraciones que se enunciarán a continuación fueron extraídas de la biografía que realizó Eduardo Gesumaría “Sprinter” titulada: “Juan María Traverso, el último ídolo”. En dicha obra, el periodista cordobés hizo una recopilación de la trayectoria deportiva del 6 veces campeón del TC.

La personalidad de Traverso

“Son más los que me quieren, aunque los que no lo hacen tampoco me odian. Me putean, es cierto, pero también me respetan por lo que hice en la pista. Tengo los mismos defectos que todos. Soy normal, no soy ningún ejemplo de buen tipo. Corría porque las carreras eran mi pasión. Lo peor que pueden hacer es traicionarme y ya lo hicieron varias veces”.

Traverso sobre su personalidad.

Traverso y Oscar Gálvez

El Aguilucho fue director del equipo Ford oficial que compitió en el Turismo Carretera durante los años ‘70, Traverso estableció un vínculo personal con el pentacampeón del TC, de quien aprendió mucho como también lo haría de Eduardo Copello o Héctor Luis Gradassi. 

“Se paraba a hablar con todo el mundo. Yo le decía que teníamos que irnos y él me señalaba a un hombre atrás del alambrado, que nos había venido a ver. Me dijo ‘ese hombre puede ser un médico o un hombre de campo, y ser 10 veces mejor que yo, que solo sé manejar. Si vino de lejos a vernos, yo lo tengo que atender’. Oscar era una figura enorme. Pero muy sencillo y franco. Aprendí mucho de él. No faltaban los consejos basados en su notable experiencia”.

El origen del Chevrolet violenta

En 1994 se produjo el retorno del Flaco a la “máxima” luego de alejarse de la categoría por diferencias con Juan Carlos Deambrosi, quien fuera el presidente de la ACTC desde 1984 hasta 2001. Aquel regreso de Traverso es recordado porque se subió a un Chevrolet -marca con la cual no había corrido nunca- que estaba pintado totalmente de violeta por el patrocinio de la empresa de correo “OCA”. El dueño de la compañía fue Alfredo Yabrán hasta que se suicidó en 1997 tras ser imputado como responsable del asesinato de José Luis Cabezas.

El Flaco tuvo una relación íntima con el empresario, a quién conoció en unas vacaciones en Pinamar. Yabrán mostró interés en una camioneta propiedad del ramallense y el Flaco le prestó las llaves para que la probara. A partir de eso se convirtieron en amigos, incluso una de las hijas de Traverso está casada con un hijo del empresario.

“Recuerdo que me apoyó en el Turismo Carretera y debí pintar la Chevy de violeta. Gracias al automovilismo su empresa se conoció muchísimo. Por mi amistad con él tuve varias persecuciones ilógicas desde el punto de vista impositivo. Yo tengo una vida simple: corro en autos, cobro la propaganda y listo. Seguro se pensaban que tenía propiedades escondidas por ser amigo de Alfredo. Por suerte hace un tiempo se cansaron y me dejaron de joder”.

Traverso y Luis Rubén Di Palma

“Era único y tuvimos duelos inolvidables. En la pista nos dábamos con todo en maniobras peligrosas, pero al terminar las carreras nos juntábamos a tomar mate. Ya todo había pasado. Fue uno de los pilotos que más admiré en mi campaña”.

Traverso sobre su amigo Luis Rubén Di Palma.

Pedersoli y el postizo incendiado

Jorge Pedersoli trabajó codo a codo junto al Flaco en el regreso del ramallense al TC en los ‘90. Si bien trabajaron 5 años juntos, y las peleas eran constantes, ambos en el fondo se tenían aprecio. Traverso le jugó una broma pesada al histórico preparador cuando este revisaba el carburador del Chevrolet.

El séxtuple puso el contacto e hizo que se encienda la nafta que reposaba en dicho componente del motor. Por lo tanto, una llamarada le quemó el pelo (o postizo como le decía Juan María) a Pedersoli. El preparador, de pocas pulgas por supuesto, estuvo varios días sin dirigirle la palabra al piloto.

“Pedersoli es un artesano de los que hay pocos. Gran preparador y trabajador incansable. Cuando se le rompían las cosas volvía a empezar como si nada hubiera pasado. Era todo un apasionado de la mecánica”.

El cenicero de la discordia

Traverso siempre fue un empedernido fumador. Los mecánicos incluso le pusieron un cenicero en el auto junto a un atado de cigarrillos, lo cual despertó la curiosidad de Jorge Pedersoli. El motorista le preguntó al Flaco cómo hacía para fumar con el casco puesto. A lo que Traverso contestó con su ironía característica…

“Cuando se rompen los motores que vos preparás quedo tirado en algún lado del autódromo. Como nadie me puede acercar, me saco el casco y allí están los puchos. Tengo todo para fumar…”

La humildad de Juan María

“Si tengo el vidrio limpio le digo a los limpiavidrios que no lo toquen y les tiro una moneda. Si está sucio, los dejo. Yo creo que a toda esa gente alguien los tiene que ayudar. Yo entiendo que a nadie le sobra la plata, pero todos los que frenamos en el semáforo seguro estamos mejor que el que nos pide. No estoy haciendo política, pero si no los ayudamos nosotros, no los ayuda nadie. Tenelo por seguro.

Juan María Traverso