Réplicas que mantienen viva a la historia
Guillermo Dalli creció viendo en el Quilmes Automóvil Club al Ford con el que Jorge Martínez Boero fue campeón de Turismo Carretera en 1982. Largo tiempo después, por medio de una réplica, lo sigue disfrutando y revalidando la historia que escribieron junto al “Gaucho” de Bolívar.
Mantener viva a la historia, que también fue parte de la suya. Con ese objetivo Guillermo Dalli y un grupo de exmiembros del Quilmes Automóvil Club (QAC) se propusieron restaurar al Ford Falcon con el que Jorge Martínez Boero se consagró campeón del Turismo Carretera en 1982. Ello no pudo ser, pero no fue impedimento en la persecución del sueño. Allí se propusieron hacer una réplica, la primera de las 3 joyas que hoy poseen. Y van por más.
“La idea surgió en 2006 cuando en Bolívar se inauguró un recuerdo para el ‘Gaucho’ Martínez Boero. Ahí fueron invitados mi viejo, otros miembros del Club y también Simón Eldestein, quien fuera mecánico y acompañante del Gaucho y empezaron a preguntarse dónde estaría el auto y qué lindo sería volver a tenerlo. Ese fue el disparador”, le cuenta Dalli a SoloTC. Luego de aquella charla comenzaron la misión.
Fue el propio Eldestein quien se encomendó a la búsqueda y tras un tiempo se logró hallar al Ford, el cual había adquirido Gustavo Bressia a Orlando Rodríguez y reformado para correr en TC. “Un sábado fuimos con mi papá a verlo hasta Azul y lo único que le quedaba original era la cola, por eso lo reconocimos. Luego vimos el motor que estaba todo desarmado, pero con todos los papeles a nombre del Quilmes Automóvil Club, porque el auto se había vendido con motor incluido”, relata el quilmeño de 49 años. Cuando parecía que el objetivo se lograba, el sueño debió entrar en una pausa…
La operación estaba acordada en $40.000, pero problemas en la fábrica textil con la que la familia Dalli trabaja con el transporte estuvo cerrada por 60 días y ellos no pudieron trabajar. Esa falta de actividad, y por ende perjuicio económico, produjo que la venta se pausara y luego cayera por completo cuando Hugo Mazzacane, que supo de la existencia del Falcon, lo compró. “Ahí medio nos enfriamos hasta que dijimos que cuando se pudiese, hacíamos una réplica”, manifiesta el bonaerense.
Fue a mediados de 2010 cuando Walter Alifraco, tras saber de la intención de ellos de hacer una réplica del famoso Falcon número 100, les obsequió un casco que él tenía en desuso. Allí fue cuando debieron hacer el camino inverso, pasar de un auto de competición a uno prácticamente de calle, como lo era en aquella época. Fueron 2 años de trabajo hasta su presentación el 14 de diciembre de 2012.
“Al ser el primero y sabíamos que era prueba y error. Había que poder transmitir lo que uno se acordaba para lograrlo, ya que pasé mi infancia al lado de ese auto. Apelando a la memoria y a las fotos que teníamos del auto que en su momento le compramos a Armando Contreras, logramos trabajar en los detalles finos”, expresa Dalli sobre las tareas finales del Falcon.
Una historia particular se vivió con la trompa. Según cuentan los propios protagonistas, fue la “figurita difícil”. Para poder hacerla fue determinante la red social Facebook. “Hicimos una provisoria hasta que encontré a una persona que publicó una foto de una trompa original Ford de esa época que había conseguido. Estaba en Orense. Lo contacté y le pregunté si la podía ir a copiar y nos fuimos con el chapista y otro muchacho para que quede igual”, sostiene.
Con muchas piezas originales de aquel Ford, el motor también tiene elementos de la época. “Nos dio una mano grande el Polaco Herceg. También tengo los amortiguadores Fric-Rot con la etiqueta de cuando los reparaban. Uno es de 1976. Cosas históricas como la torreta del carburador que la tenían en la rectificadora Vicente. Las llantas, una tapa de cilindro, el carburador, el tarro del aceite y el tanque de nafta”, afirma Dalli, que se lamenta de no haber guardado más elementos de aquella época.
La pasión se magnifica en el interior
“En el interior tiene muchísima repercusión. Nos tocó ir a Tres Arroyos, Tandil y a varios lugares más. En Quilmes es como que ya pasó, pero cuando recorrés por donde anduvo el TC aparece gente que al ver el auto se le caen las lágrimas. Es algo increíble, emociona”, le cuenta Dalli a STC sobre la repercusión que tienen cuando recorren el país con el coche.
Poco a poco se fueron reuniendo más propietarios de autos de la vieja época del TC y así visitando diferentes autódromos o rutas de la Argentina. “Nos juntamos como 15 o 20 autos y un día dijimos que las reuniones, que hacíamos en distintos talleres, las debíamos llevar a un autódromo y así empezamos. Fuimos a Olavarría, 9 de Julio, Dolores, Tandil, que cortaron la ruta para que circulemos, y Buenos Aires”, relata.
Consultado sobre la situación más particular que vivió en la recorrida, Dalli afirma que le sucedió en 9 de Julio: “Me escribe por Facebook una persona para saber si existía la posibilidad de que lleve a su papá a dar una vuelta porque era fanático del ‘Gaucho’ y justo ese domingo era el cumpleaños. Cuando miro al hombre ya sentado en la butaca lloraba, temblaba, acariciaba al auto y decía que era parte de su juventud. Un fanatismo tremendo”.
Después del 100, vino el 2 y luego el 80…
El objetivo del conjunto de trabajo era tener al emblemático Ford número 100 nuevamente entre ellos. Sin embargo, una vez que la réplica estuvo lista, llegó un nuevo reto. “Cuando terminamos el 100 dijimos hasta acá llegamos. Después empezaron a pedir que hagamos el 2 que era más fácil porque tenía una sola publicidad, pero no era así. Además, cuando sale bien el primero no podés hacerlo así nomás”, describe Dalli sobre el segundo auto homenajeado.
Fueron otros 2 años de trabajo hasta que el legendario Falcon estuviese listo. “Los detalles eran iguales, adentro había que hacerlo igual porque el 100, el 1 y el 2 siempre fue el mismo auto. Están pintados diferentes por la decoración, pero mantiene la misma fisonomía”, agrega el quilmeño sobre el auto con el que Martínez Boero compitió en la temporada 1984.
Y si se hicieron 2, se podía lograr un 3º… “Cuando terminamos el 2 apareció un amigo de Rosendo Godoy, quien tiene la réplica del auto de Nasif Estéfano, que había comprado un Falcon y que quería hacer el auto de Traverso del West Competición. Se me apareció con el Ford en el taller y me dijo que lo haga, que él se hacía cargo de los gastos. Y la verdad que quedó bárbaro”, asevera Dalli sobre la obra del coche con el que el “Flaco” de Ramallo volvió al TC tras 4 años.
En un tiempo se vendrá el 4º capítulo de esta historia. Ariel Espósito, referente del equipo de Walter Alifraco, ya les entregó un Falcon para hacer otra réplica. Aún no se definió cuál será, pero sí está confirmado que se vienen nuevas obras y así mantener la historia viva.