El QAC, emblema del viejo TC, celebra un nuevo aniversario
Nacido a partir de una peña, La Espumita Quilmeña, el Quilmes Automóvil Club dejó su huella en el Turismo Carretera. Campeón con Martínez Boero en 1982 y protagonista con otros 20 pilotos en su historia, se mantiene vigente.
Buena parte de la historia del Turismo Carretera se escribió a partir de las peñas. Su participación y cooperación fue determinante, tanto para pilotos como para preparadores. Una de ella fue el Quilmes Automóvil Club (QAC), entidad fundada el 29 de marzo de 1976, campeona con Jorge Martínez Boero en 1982 y que con 45 años de vida se mantiene vigente, pese a que hace poco más de una década que no tiene participación en la categoría.
El origen del Quilmes Automóvil Club está directamente ligada a una peña teceísta. Integrantes de lo que fue La Espumita Quilmeña forjaron el inicio del QAC en octubre de 1975, ente que con el correr de los meses logró la personería jurídica, determinante para concretar su propósito de ayudar a pilotos, tanto vigentes como futuras promesas, y de organizar competencias zonales y nacionales.
“Todos los jueves se juntaban 30 tipos en el quincho de un amigo, comían, hablaban de las carreras y con la plata que juntaban bancaban casi todo el auto. La importancia de las peñas era vital, sin ese apoyo muchos pilotos no hubieran podido correr más de 2 competencias”, le contó Carlos Ursich (presidente de La Espumita Quilmeña) a SoloTC.
Con un puñado de temporadas de experiencia, y en un Turismo Carretera que vivía sus primeros años de renovación luego de que en 1979 se separara de la Comisión Argentina de Automovilismo Deportivo (CADAD) del Automóvil Club Argentino (ACA) y empezara a fiscalizar técnica y deportivamente a sus eventos, fue cuando el QAC vivió su punto más alto en la “máxima”.
Luego de la partida del equipo oficial Ford, ganador de 7 campeonatos entre 1972 y 1978 con Héctor Luis Gradassi, Nasif Estéfano y Juan María Traverso, llegaron los títulos de Francisco Espinosa (Chevrolet) en 1979/1980 y el de Antonio Aventin en 1980/81 (el primero de Dodge en la historia). La siguiente temporada, la primera nuevamente completa, fue testigo de la consagración del Gaucho Martínez Boero con el Falcon del QAC.
La entidad del Sur del Gran Buenos Aires fue quien lo reintrodujo en el TC al piloto representante de Bolívar quien se había alejado del automovilismo tras el fallecimiento de su hija Paula. Con el Ford armado por Mario Di Pietro y Roberto Monllor, motores y asesoramiento de José Miguel Herceg (el mentor del equipo Ford oficial), Martínez Boero dominó ampliamente el campeonato.
Con 5 victorias en las 17 pruebas del año, (Tandil, Olavarría, Buenos Aires y por duplicado en San Miguel del Monte), el Gaucho logró el primer título, personal y del Quilmes Automóvil Club, en el TC. Su escolta fue Oscar Aventin (Dodge), a la postre también piloto del QAC, quien finalizó a ¡67 puntos del campeón! El podio multimarca de ese certamen lo completó Emilio Satriano con Chevrolet.
Aquel proyecto que nació a fines de los ’70 tuvo una participación estelar en el Turismo Carretera en particular, y en el automovilismo deportivo argentino en general. En el TC contó con más de 20 pilotos en su representación, entre ellos, además del propio Martínez Boero, se destacaron Luis Rubén Di Palma, Oscar Aventin, Eduardo Marcos, Henry Martín y Fabián Acuña, quien fue el último que compitió para el Quilmes Automóvil Club en la “máxima”. Ello sucedió en 2006.
Sin participación en las competencias, el QAC se mantiene vigente. Por iniciativa de Guillermo Dalli, y junto a un equipo de trabajo, se construyeron las réplicas del Falcon Nº 100 con el que se logró el título, y el número 2 que usó en las siguientes temporadas. Luego de buscar el Ford original (lo encontraron, pero no pudieron comprarlo), en 2010 se comenzó con los trabajos. Finalizado el primer objetivo fueron por el siguiente, el Tractor rojo del Gaucho con el que peleó el campeonato en 1983 (fue subcampeón de Roberto Mouras) y el de 1984, donde finalizó 3º.
El legado del Quilmes Automóvil Club
“La intención de armar el Ford Nº 100 fue más que nada un homenaje al Quilmes Automóvil Club, a todos los que hicieron posible el logro en aquel momento. Decidimos presentar el auto en cualquier evento que se pudiera. Ahí empezó la idea de girar en los autódromos o en los semipermanentes para despuntar el vicio. El Ford tiene la mecánica de aquella época”, expresó Dalli al matutino El Sol. El QAC, la peña que del sueño llegó a la cúspide del TC.