Turismo Carretera

Satriano, el señor Chevrolet

El Obispo es un símbolo de Chevrolet en el Turismo Carretera. Fue campeón en 1990 y es el más ganador detrás de Guillermo Ortelli.

Emilio Satriano es un ícono de Chevrolet. Debutó en el TC el 7 de diciembre de 1980 y disputó 310 carreras, siempre con la misma marca. Logró 27 victorias (es el 2º más ganador de la marca después de Ortelli). Además sumó 86 podios (fue 2º 33 veces y 3º, 26), 17 pole position y 76 series.

Se consagró campeón en 1990 con una cosecha de 4 éxitos consecutivos. También obtuvo 2 subcampeonatos en 1985 y 1998. Un ganador nato. Un piloto que quedó en la historia grande de la “máxima”. En esta entrevista exclusiva y actual con SoloTC, habla Emilio Satriano, el señor Chevrolet.

Cuando mirás para atrás, ¿qué es lo primero que ves?

Veo a un tipo que le dedicó su vida a la actividad que siempre lo apasionó. Vos pensá que en los 20 años que estuve como piloto solamente falté a 2 carreras y en los 21 campeonatos que disputé terminé 15 veces entre los 6 primeros en la temporada. No es fácil tener esa continuidad de resultados. Eso se logra solamente dedicándole mucho tiempo y quitándole horas de atención a la familia. Sin embargo, el TC me hizo muy feliz.

Emilio Satriano
Satriano se consagró en 1990 ganando 4 carreras consecutivas. (Foto: Armando Contreras)

¿Alguna vez lograste dimensionar lo que representás para el hincha de Chevrolet?

Lo que sé es que me bajé del auto hace 19 años y todavía sigo contando con el aliento de esa gran hinchada. A todos lados donde voy me saludan, me dicen que me extrañan, que soy un grande… Cuando voy a las carreras sigo sacándome fotos como si estuviera en actividad. Indudablemente hice mucho por la marca y las muestras de cariño que recibo me hacen dar cuenta que dejé una huella importante en ellos.

¿Cómo ves la actualidad de la categoría?

El TC está muy competitivo, muy difícil. Fijate que hay 30 autos encerrados en 1 segundo, eso hace que al ser tan parejos cada vez cueste más que los autos puedan superarse. Eso es lo único que estaría faltando, cuando lo consiga no tengo dudas que se van a dar carreras espectaculares.

Desde tu experiencia, ¿qué sugerencia aportarías?

No es fácil, si lo fuera todas las categorías del mundo lo harían porque este no es un problema solo del Turismo Carretera. En la época que yo corría los autos eran más estándar, prácticamente no había cargas aerodinámicas y se corría con otro tipo de goma. Pero hoy todo cambió, se ha llegado a conseguir un neumático muy seguro y se correría un riesgo muy grande si se angostan y se rompen. Por otro lado, entiendo que no es fácil sacarles cargas a los autos, pero si queremos velocidad y que doblen rápido tampoco se puede meter mucha mano.

En los ’80 y ’90 el Turismo Carretera era una fábrica de ídolos: Mouras, Castellano, Morresi, De Benedictis, vos… ¿La paridad también atenta contra esto?

Es todo parte de lo mismo. Es cierto lo que decís, en otros tiempos había más pilotos que se destacaban. Pero las épocas cambian, ahora los pilotos son más profesionales, quizás tienen un trato más frío y distante con el público. No porque no quieran, sino porque están más enfocados en otras cosas. Nosotros nos bajábamos del auto y seguíamos trabajando a la par de los mecánicos, estábamos todo el tiempo en el box, entonces el público tenía un contacto más frecuente con nosotros.

“La lógica indicaba Dodge, el corazón Chevrolet”

Emilio y Pablo Satriano con los integrantes del equipo campeón 1990. (Foto: Armando Contreras)

El apellido Satriano es sinónimo de Chevrolet. ¿Tuviste la posibilidad de correr con otra marca?

Tuve un ofrecimiento muy por arriba para correr con la marca contraria que por respeto a los hinchas del Chivo no voy nombrar (se ríe). Pero en esa época era muy difícil hacer un cambio, nosotros con mi hermano Pablo teníamos toda la estructura armada para correr con Chevrolet. Además, desde que llegué al TC me sentí identificado con la marca, y aún en épocas donde el reglamento favorecía a las otras, yo opté por respetar los colores. Lo mejor que hice fue aferrarme a Chevrolet.

En aquella época hubo pilotos que pasaron de Chevrolet a Ford o viceversa. Se veía como algo más normal. Actualmente eso se ve como una traición, le pasó a Matías Rossi cuando decidió correr con un Ford…

Es que los tiempos cambiaron mucho. Yo corrí con Chevrolet porque me gustaba la marca, fui hincha de Jorge Cupeiro desde siempre y me sentía representado por él. Quizás ahora analizan otras cosas, una conveniencia económica o miran el reglamento y ven con qué marca pueden funcionar mejor. En mi época también pasaba, había pilotos que se cambiaban de marca porque el reglamento de ese año indicaba que alguna iba a funcionar mejor que otra.

De hecho en tus inicios en la década del ’80 la lógica indicaba que había que correr con Dodge…

¡Exacto! Los Dodge arrasaron durante prácticamente toda esa década. Pero yo siempre corrí con otra mentalidad, yo apostaba a hacerme fuerte con el equipo y con la misma marca. De hecho Chevrolet estuvo 10 años sin salir campeón y volvió a ganar un título conmigo en el ’90 después del que había logrado Espinosa en el ’80. La lógica indicaba ir con Dodge, pero el corazón con Chevrolet.

Si pudieras volver el tiempo atrás, ¿qué harías?

Volvería al TC, primero como piloto y después como preparador. No cambiaría absolutamente nada de todo lo que hice. Porque en el TC fui feliz y me convertí en quien soy. El automovilismo me dio mucho.

Emilio Satriano es un piloto 100% teceísta. Lo dejó bien expuesto en esta nota. Justamente esta identificación que tiene con la categoría y con la marca de sus amores es la que le permitió meterse de lleno en el corazón de sus hinchas. Satriano, el señor Chevrolet.


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