Turismo Carretera

El día que el TC conquistó la Antártida

El 21 de septiembre del 2011, el Turismo Carretera hizo historia al girar por primera vez en el continente blanco con un Torino a más de 20ºC bajo cero.

Conquistar el continente blanco era una de las cuentas pendientes que tenía el Turismo Carretera a lo largo de su increíble historia. Pero quedó saldada el 21 y 22 de septiembre del 2011 cuando un Torino giró a más de 200 km/h sobre la pista de la Base Marambio, en la Antártida.

El proyecto había comenzado a tomar forma casi 1 año antes, cuando el Ministerio del Interior a cargo de Florencio Randazzo realizó la invitación formal. Un evento sin precedentes que por supuesto fue aceptado por la dirigencia teceísta que por entonces dirigía Oscar Aventin.

“No hubo dudas sobre qué auto llevar, porque Torino es el auto argentino”, explicó Hugo Mazzacane acerca de por qué el Toro se impuso a las otras 3 marcas emblemáticas de la “máxima”. El auto elegido fue el mismo que usó Patricio Di Palma en su paso por el Tango Competición.

El coche se pintó para la ocasión con los colores de la bandera argentina. Se armó en el taller del motorista Alfredo “Gardelito” Fernández, quien debió adaptar el motor Cherokee a las condiciones climáticas de la Antártida.

“Le pusimos el 80% de un potente anticongelante, y el resto agua. Y para evitar problemas le quitamos el radiador y el filtro de aceite”, explicó el preparador.

El piloto elegido para girar sobre la pista de la base Marambio fue Roberto “Tito” Urretavizcaya. Aunque también lo manejó Mazzacane. “A Tito le dije ‘vos sos el piloto, pero quien va a dar las primeras vueltas soy yo’. Era algo muy fuerte y no me lo podía perder. Nos frenaron porque tenía de despegar el Hércules, sino no parábamos más”, contó el actual mandamás teceísta.

Lograr arrancar el motor con una temperatura de 20ºC bajo cero era la principal dificultad. Por eso, Alfredo Fernández optó por ponerlo en marcha adentro del avión, una vez que había aterrizado.

Dos horas más tarde, el auto salió a transitar por la pista alcanzando los 230 km/h sobre el final de los 1.200 metros de extensión. A su vez, Urretavizcaya llevó en la butaca derecha a los residentes de la base. Y hasta se dio el lujo de hacer unos trompos sobre el hielo.

Al día siguiente, previo a emprender el regreso, el Torino volvió a girar por el lapso de 30 minutos. Así quedó sellado un hecho histórico. Uno más en los 84 años que tiene la categoría más antigua del mundo.

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