Historia

La otra cara de los Emiliozzi

Historias, perfiles íntimos y anécdotas de los Emiliozzi, íconos del Turismo Carretera, relatadas en exclusiva para SoloTC por las hijas de Torcuato y sobrinas de Dante.

Los hermanos Dante y Torcuato Emiliozzi escribieron páginas y páginas de gloria en el Turismo Carretera. Un dúo tremendamente exitoso que se perpetuó en la historia más rica de la categoría más popular del país. Desde que debutaron en la categoría en la década del ’50 dejaron su sello hasta que se retiraron casi 2 décadas más tarde.

Le dieron vida a La Galera, uno de los autos más icónicos de la historia de la “máxima”. Lograron 4 títulos consecutivos entre 1962 y 1965 y acumularon 42 triunfos (están 5º en la tabla de los más ganadores). Fueron los primeros en romper la barrera de los 200 km/h en la Vuelta de Necochea de 1963 y tantos logros más que los convirtieron en leyenda.

La Galera Ford TC
La mítica Galera de los Emiliozzi. Los Gringos lograron 4 títulos y 42 triunfos en el TC. (Foto: Armando Contreras).

Pero en esta nota preferimos hurgar otra faceta de los exitosos hermanos olavarrienses por adopción (nacieron en el barrio porteño de Floresta). Historias personales, perfiles íntimos, anécdotas y recuerdos de los Gringos contadas en primera persona por Irma y Silvia, las hijas de Torcuato y sobrinas de Dante.

Ser unas Emiliozzi

“Siendo muy chiquitas estábamos entre los fierros. Vivíamos enfrente del taller y en nuestra casa nos visitaban grandes pilotos, como Oscar Gálvez, por ejemplo. De hecho le decíamos a mi papá que éramos hinchas de Oscar, eso fue hasta que crecimos y tomamos dimensión quiénes eran los Emiliozzi para el Turismo Carretera…”, contó Silva.

Vivir para el Turismo Carretera

Los Gringos vivían por y para el Turismo Carretera. La mayoría del tiempo lo pasaban metidos en el taller, armando el auto o fabricando piezas. “Todas las noches había 20 personas trabajando con ellos, nadie cobraba un peso. Hasta el perro colaboraba: Tenían un Ovejero que le ponían plata en la boca e iba hasta el kiosco a comprar los cigarrillos Chesterfield que fumaba mi papá”, contó Silva.

Taller Emiliozzi TC
Los Emiliozzi pasaban la mayor parte del tiempo en el taller de Olavarría. (Foto: Museo Hnos. Emiliozzi).

“Siempre digo que papá fue una ausencia para nosotras. Él a la noche dormía 2 o 3 horas, después se levantaba para seguir fabricando piezas. Pero todo eso trae consecuencias: Cuando dejó de correr tuvo que pasar por las manos de René Favaloro. El que se dio cuenta que no podía seguir fue Dante, porque lo veía arriba del auto ponerse una pastilla debajo de la lengua. Entonces habló con mi mamá y le dijo: ‘A Tito hay que bajarlo del auto para siempre’”, reveló Irma.

Olavarría vivía como un gran acontecimiento todo lo que rodeaba a los Emiliozzi. Los viernes antes que se vayan a una carrera la ciudad se detenía para escuchar el rugido del motor de La Galera. 
Silvia Emiliozzi

¡La casa no se vende!

Una muestra fehaciente de que los Emiliozzi vivían para el automovilismo fue esta historia que contó Silvia: “Un día llegó mi papá a casa y le dijo a mi mamá que teníamos que vender la casa. Pero ella se puso firme y le dijo que no. Nosotros estuvimos más de una vez fundidos por el automovilismo. El negocio de los Emiliozzi fue hacer velocidad, no sabían hacer plata. Ellos tenían muchos ingresos de dinero por los títulos y triunfos, pero siempre los asesoraron mal”.

El trabajo artesanal

Torcuato era un orfebre del automovilismo. Él confeccionaba todas las piezas del motor en forma artesanal. “Era una persona muy minuciosa: Llegaba al taller con un bloque de acero y se sentaba horas y días hasta confeccionar el juego de bielas. Se complementaron a la perfección, porque Dante era un gran piloto y papá un gran mecánico”, sostuvo Irma.

“Cuando mi papá cumplió 80 años me senté a su lado y le pregunté qué sentía haber llegado a esa edad. Y él me respondió que para él la vida había sido un soplo, que casi ni se había dado cuenta del paso del tiempo. Ellos vivieron con total intensidad pero con una gran fugacidad, porque no tenían tiempo de detenerse a pensar en cómo vivían. De todos modos creo que no hubo nadie que haya disfrutado la vida más que ellos 2”, aseguró Irma.

Las 2 caras del retiro

Dante Emiliozzi TC
Dante Emiliozzi fue el último en retirarse del TC. (Foto: Armando Contreras).

Luego de que Torcuato decidió retirarse, Dante siguió un tiempo más hasta que en noviembre de 1969 sufrió un grave accidente con el Halcón (prototipo Ford). “Mi papá comenzó a jugar al mus, al billar y al truco con sus amigos en el taller. Pero Dante no: Cayó en una profunda depresión, nunca más se repuso. Él murió 20 años después, pero durante esas 2 décadas no volvió a ser feliz. Leía el diario y se salteaba la sección deportes. El automovilismo fue lo único que le interesó en la vida…”.  

Extracto de la nota publicada en la edición Nº99 de SoloTC (15 de junio de 2010).

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