TC: Así era el plan burbuja diseñado para Rafaela
La ACTC tenía un esquema para evitar que las personas afectadas a la carrera de Turismo Carretera tengan contacto con la comunidad. Te presentamos en exclusiva el plan burbuja, que sirve para ser replicado en otras sedes.
El Turismo Carretera tenía armado un esquema para correr en Rafaela el 6 de septiembre, sin poner en riesgo a la comunidad. Además de aplicar dentro del predio el protocolo sanitario aprobado por el ministerio de Salud, se habían confeccionado normativas especiales para el ingreso y egreso del convoy, y reglas para el personal del lugar afectado al evento. El objetivo: garantizar el efecto burbuja. Y su aplicación es válida para otras sedes.
Para esto, se dispuso que el staff del autódromo tiene que ser el mínimo requerido y que después del evento sus integrantes deben estar 14 días en cuarentena. A su vez, los servicios locales (bomberos, personal de salud y seguridad) que trabajan en el evento tienen que ingresar por una puerta distinta al resto de los acreditados. Y cuando finaliza la actividad regresan a sus casas sin haber tenido contacto con personal de la ACTC, ni pilotos, ni equipos, salvo que se haya requerido de sus servicios. En concreto, quienes estén en contacto con los visitantes luego entrarán en cuarentena, no tendrán interacción con la comunidad.
El convoy del TC
En cuanto a la logística del convoy teceísta, el plan era que todos los vehículos acreditados ingresen juntos y escoltados para garantizar que no hubiese interacción y dispersión por la ciudad. Para esto se trazaron rutas de acceso y puntos de encuentro, para luego dirigirse en caravana hasta el autódromo.
Los que llegaran por la autopista Rosario-Santa Fe debían descender por la ruta 64 para desembocar en San Martín de las Escobas, punto de encuentro de los que arribaban desde el sur. Reunidos, todos iban a dirigirse -por ruta 34- hacia el hotel Campo Alegre, el punto de encuentro de los que accedían desde el norte. Desde ahí, el convoy iría directo hacia el “Óvalo”. Y, como estipula el protocolo, nadie saldría del predio hasta que termine el evento y se desarrolle la desconcentración en conjunto.
Este plan de trabajo no fue comunicado en detalle a los habitantes de Rafaela y hubo rechazo de parte de la comunidad. La ACTC y los gobiernos locales deberán trabajar a partir de ahora en la difusión de los protocolos y de las pautas previstas para llevar adelante este tipo de eventos. Porque el escenario del COVID-19 obliga a empatizar con la sociedad y, con información, llevar la tranquilidad necesaria.