Historia

Turismo Carretera: La Negrita de Roux

En la década del ‘60, Rubén Roux debutó en el Turismo Carretera con un cupé Chevrolet a la que bautizó La Negrita, en honor a su esposa. La historia, contada por su hijo.

En las décadas del ’50 y ’60 se impuso la moda de ponerle nombre a los autos que corrían en el Turismo Carretera. Así nacieron, por ejemplo, La Galera de los hermanos Emiliozzi, El Tractor de Eduardo Casá, La Coloradita de Juan Manuel Bordeu, el Trueno Naranja de Carlos Pairetti, La Garrafa de Andrea Vianini o La Negrita de Rubén Roux.  

Todos los nombres tenían una historia particular, que no siempre tenía relación directa con el auto en sí. Una de ellas es el caso de Roux que decidió bautizar a su cupé Chevrolet como La Negrita, el mismo apodo que tenía su esposa. El Chevrolet era preparado por los hermanos Bellavigna aunque la atención se realizaba en el taller familiar de Monte Grande.

“Todos decían que este coche era el más lindo y mejor presentado de la categoría; así lo reflejaban las revistas de automovilismo de aquella época. Fue, junto a otras cupé conocidas del TC, una de las más emblemáticas porque con el paso de los años mantuvo la misma caracterización”, le contó a SoloTC Rubén Roux hijo.  

Con La Negrita, Roux alcanzó 2 triunfos en el TC. El primero fue el 8 de agosto de 1965 en la Vuelta de Salto. “Junto a mi hermano mellizo solíamos acompañarlo a las carreras, a veces lo seguíamos desde el avión de Carburando que era justamente de mi padre y otras veces estábamos apostados en los puestos de reabastecimiento para darle la información a través de los aros”, contó.  

La última victoria de La Negrita fue el 13 de noviembre de 1966. “De esa tenemos una anécdota tragicómica ya que salimos los 3 para la carrera con un trailer donde llevábamos la cupé arriba. Pero llegando a Monte nos encerró un auto contra un camión y volcó el trailer con La Negrita. Volvimos al taller de Monte Grande y se juntaron por lo menos 35 chapistas para poder terminarlo a tiempo. Imagínense que el auto no fue en las mejores condiciones, encima corrió con el número 13 (¡fíjense qué número!). Aún así logró ganar”, recordó Roux hijo.

Rubén Roux padre fue el 5° presidente que tuvo la ACTC. Su mandato duró un año, entre el ‘66 y el ‘67. “Mi viejo junto a Maquirrían, Rolo de Álzaga y Menditeguy fueron los que compraron la sede de la calle Bogotá 166”, contó Rubén Francisco.

La Negrita continuó un tiempo más desandando los caminos y autódromos del país hasta fines de los ‘60 cuando comenzaron a aparecer los autos más modernos que derivó en la creación del Sport Prototipo.

Allí Roux padre le encargó a Heriberto Pronello la construcción de un Baufer. Mientras tanto La Negrita siguió andando por categorías zonales. Su tiempo en el TC ya se había terminado…

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