Murió Ferreyra Basso, diseñador de una época dorada del TC
Tenía 78 años y llevaba 2 meses internado a raíz de las complicaciones de salud derivadas del COVID-19. Trabajó en Baufer Style y desde su tablero surgieron ideas que se aplicaron a la Galera, el Chevitú, la Bomba de Bonanno y el Chevitrés.
Jorge Ferreyra Basso, diseñador de autos emblemáticos de una época dorada del Turismo Carretera, falleció hoy a los 78 años. Luego de dos meses de internación, el reconocido artista plástico murió a raíz de las complicaciones de salud derivadas del Coronavirus.
Aunque había dejado de trabajar en el diseño de autos de carrera hacía más de 50 años, este porteño apasionado de los fierros dejó su impronta. Sobre todo en el TC, donde trabajó para la empresa Baufer Style y participó desde el diseño en la construcción de la nueva Galera de los Emiliozzi, el Chevitrés, la Bomba y en la 1ª de las 4 reformas que tuvo el Chevitú.
Ferreryra Basso ingresó en la empresa de Dante y Alain Baudena y Ramón Febrer en 1964, cuando tenía 21 años y estaba estudiando Ingeniería. “Cuando llegué estaban haciendo la nueva Galera de los hermanos Emiliozzi, así que mi primer trabajo fue relevar la carrocería que habían hecho”, recordó en una entrevista publicada por el portal Auto Historia.
Las reformas en el Chevitú
Uno de los trabajos del porteño fue con el Volvo 122S de Federico Urruti. Le diseñó una trompa aerodinámica en aluminio y le propuso cortarle la cola y dejarla medio trunca para mejorar la aerodinámica. Como Baufer trabajaba con el Chevitú de José Froilán González, cuando Pepe lo vio, dijo: “Yo quiero lo mismo para mi auto”.
De esta manera, comenzó la 1ª de las 4 grandes reformas que sufrió el Chevitú. Con énfasis en el aspecto aerodinámico, se modificó la trompa (se hizo más penetrante) para que la circulación de aire afectara la velocidad lo menos posible, se acortó la cola unos 40 centímetros y se inclinó más el parabrisas. Ferreyra Basso hizo los dibujos y Dante y Alain Baudena ponían manos a la obra.
“Todo era muy intuitivo. No teníamos manera de hacer cálculos previos, así que la verificación la hacíamos en los caminos. Íbamos con (Jorge) Cupeiro a hacer los ensayos y probábamos las soluciones ahí mismo, era todo prueba y error. Así salió el primer Chevitú. Después vinieron otras versiones con otras trompas, más del estilo del TC actual, pero no las diseñé yo”, evocó Ferreyra Basso.
Su última etapa en el automovilismo
Ferreyra Basso también diseñó una carrocería de líneas semejantes al Chevrolet Fleetline para el chasis Meunier que tenía Ricardo José María Bonanno. “A partir de las formas de este auto, diseñamos una carrocería al 85% del tamaño de la original, con lo cual se generó un auto muy compacto”, detallaría en una nota con Ruedas Clásicas. Con la Bomba, como se conocía a este coche impulsado por un motor Ford F-100, Bonanno ganó en la Vuelta de Rosario de 1967.
El último TC que vio la luz en el tablero de diseño que Ferreyra Basso tenía en el taller de Baufer Style fue el Chevitrés. Nada menos que el auto que ganó la carrera más veloz de Turismo Carretera en un autódromo. El 3 de noviembre de 1968, en el óvalo de Rafaela, Carlos Marincovich ganó a un promedio de 212,763 km/h. El auto fue construido por Francisco Martos y carrozado en Baufer.
En abril de 1968 fue contratado como Gerente de Diseño por General Motors y se alejó del TC. Sin embargo, su primer trabajo en GM estuvo relacionado con la “máxima”. “Era un prototipo con piezas de Chevrolet 400 que iba a correr Juan Manuel Bordeu. Yo hice el diseño y Roberto Carena se ocupó de la ingeniería. Con el ingeniero Ricardo Joseph construimos un autoportante con partes de la carrocería en aluminio y una altura de un metro diez. Hicimos los planos a escala e incluso una maqueta en arcilla, pero el auto nunca se construyó”, contaría el porteño.
Ferreyra Basso y su pasión por el arte
Una vez que se jubiló y dejó la industria automotriz, Ferreyra Basso mantuvo intacto su vínculo con el automovilismo a través del arte. Trabajaba con pinturas, posters, serigrafías, reproducciones y caricaturas sobre autos de competición y carreras clásicas.
Una de sus obras más conocidas fue el mural que hizo en 2009 en el acceso principal al autódromo de Buenos Aires. Los protagonistas eran Juan Manuel Fangio, José Froilán González y Oscar y Juan Gálvez y sus autos. Lamentablemente, el gobierno porteño lo tapó en 2017 con un enorme y insípido cartel con la leyenda “Ciudad Autódromo”.