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Falleció el Laucha Ríos, un teceísta de ley

A los 87 años falleció Hector “Laucha” Ríos, uno de los hombres más teceístas de la categoría, en la cual fue mecánico, piloto, acompañante, dirigente y manejó el Auto de Seguridad.

El Turismo Carretera perdió a un teísta de ley con el fallecimiento de Héctor “Laucha” Ríos este miércoles a los 87 años. Fue mecánico, acompañante de grandes figuras de la categoría, un piloto muy identificado con Chevrolet y formó parte de la dirigencia durante 5 décadas. Además, integró el grupo que impulsó la autofiscalización y manejó durante 14 años el Auto de Seguridad. En esta nota, recordamos a un emblema del TC.

Mecánico y copiloto

Oriundo de la localidad de Todd, ubicada a 5 kilómetros de Arrecifes, Ríos sintió atracción por la mecánica desde muy chico. Cuando cursaba el cuarto año en la escuela, ya empezó a frecuentar el taller donde se preparaba el Chevrolet de TC de Néstor Marincovich. Más tarde se mudó a la Cuna de campeones y entró como aprendiz de Rubén Aeid, metiendo mano en Fuerza Libre de Domingo Vita. 

Los ’60, con sus tradicionales Vueltas, le dieron una relevancia determinante a los copilotos y ahí también quiso estar Ríos, que hizo su primera experiencia a los tumbos… En la IV Vuelta de Arrecifes, disputada el 27 de mayo de 1962, corrió como acompañante de José Pozzi y tras un vuelco quedó internado por un tiempo. Luego haría otro intento, junto a un joven Luis Rubén Di Palma. “Cuando Luis tenía 18 años debutó en el TC en el GP Argentino del ‘63 con una cupecita Ford de Julio César Castellani y volcó feo. Entonces a la siguiente carrera, que fue en Córdoba en enero del ‘64, no quería acompañarlo nadie. Pero me fue a buscar a mí y afrontamos la prueba que comprendía el trayecto Villa Carlos Paz-San Francisco, ida y vuelta. El Falcon se puso 5 cilindros y tuvimos que abandonar en la primera etapa”, detalló. 

Laucha Ríos en el auto
Ríos manejó el Auto de seguridad desde su implementación a mediado de los ’90, hasta fines de ’07. (SoloTC/J. Marchesin)

Pero el Laucha conocía a Di Palma desde chico y, según él, tuvo mucho que ver para que el Loco se vuelque hacia la mecánica: “Luis nació a 50 metros de mi casa. Cuando tenía trece años yo lo iba a buscar por la mañana a la parrilla que tenía el abuelo, ya que vivía ahí, para que nos venga a limpiar las piezas del auto de Pairetti que preparábamos con Aeid. Así se inició con los fierros”. 

En esa época Ríos inició una rica etapa como copiloto de Carlos Alberto Pairetti, que los unió desde el ’63 al ’69 y en la que consiguieron el título en 1968 con el Trueno Naranja. Cuando Il Matto pasó a Ford, el Laucha siguió trabajando en General Motors y se sentó en la butaca derecha del Chevrolet de Jorge Cupeiro. Aunque también acompañó a Néstor Jesús García Veiga y César Malnatti, en algunas oportunidades.

Un piloto entusiasta

En el ’70 empezó a trabajar de manera oficial en General Motors y tanto le insistieron sus compañeros para que se anime a correr, aceptó un Chevrolet 400 que le ofreció la peña La Tortuga Renga de Munro para hacer su debut en la Vuelta de Pergamino, el 31 de octubre de 1971. “Como antes probaba el auto de Pairetti entonces un poco de idea tenía, pero cuando llegó el momento de competir me temblaban las piernas. ‘Tené cuidado’ me decían Néstor García Veiga y todos esos monstruos que corrían por entonces. El asunto es que terminé 5° en la serie y venía 7° en la Final, pero un problema en el diferencial me llevó al abandono. A partir de ahí comencé a recorrer un camino hermoso en el automovilismo deportivo”, contaba con nostalgia. 

Rios con lentes
El Laucha fue un verdadro emblema teceísta y estuvo ligado a la categoría durante más de 50 años. (SoloTC/J. Marchesin)

“En la Vuelta de Santa Fe de ese año largué desde el fondo con el N°90 y pasé como 50 autos en las primeras vueltas con lluvia. Esa vez fui el mejor Chevrolet, al ser 5°, y terminé primero entre los No ganadores”, detalla con orgullo, pero no puede ocultar la bronca por no haber podido mejorar un cuarto puesto como su mejor resultado. “Gané varias series y alguna etapa (NdeR: en el GP de la Provincia de Buenos Aires del ’76). Pero no me olvido de la carrera que perdí en General Pico (Vuelta de La Pampa), que finalmente quedó para Juan Occhionero. En las primeras vueltas hice 235 km/h de promedio, por lo que iba a ganar con tiempo récord, pero a 30 kilómetros del final se me rompió un soporte de la bomba de aceite y se me salió la correa. La cambiamos y terminé sexto…”, afirmó. El 7 de diciembre del ’86 se retiró como piloto en La Pampa, coincidiendo con otro hito del TC: la disputa del último Gran Premio. Atrás quedaron 224 competencias en su haber y miles de anécdotas.

Su rol como dirigente

Cuando dejó de correr se volcó de lleno a trabajar para la ACTC, donde había entrado a la dirigencia en 1964 durante la presidencia de Eulogio Maquirrián, alejándose en 2013 cuando Oscar Aventin dejó de estar al frente de la entidad. Formó parte de la Comisión Directiva y, en su etapa como vicepresidente bajo el mandato de Octavio Suárez, integró el grupo de dirigentes que logró la autofiscalización en 1979 durante la dictadura militar que se había iniciado 3 años antes.

También estuvo 14 años conduciendo el Auto de Seguridad, tarea que dejó en manos de Rubén Omar García Bayón a partir de 2008. “Cuando el TC envió una comitiva a Estados Unidos a correr las 24 Horas de Daytona en 1993, vieron que usaban un auto para las interrupciones y trajeron esa idea de allá. Vino de la mano de la llegada del TC a los autódromos”, recuerdaba el Laucha Ríos.

Héctor Ríos nació el 11 de diciembre de 1937 en Todd, localidad ubicada a cinco kilómetros de Arrecifes por la Ruta Nacional N°8. Fue mecánico, acompañante y piloto de Turismo Carretera. En 1962 ingresó a la Comisión Directiva de la ACTC y llegó a ser vicepresidente durante la gestión de Octavio Suárez. Manejó el Auto de seguridad de la “máxima” desde que se implementó en 1994 hasta fines de 2007.

Texto: Gonzalo Giorgi

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