El Tiburón de Oscar Gálvez
Fue una cupé que usó el Aguilucho en el Turismo Carretera. El apodo surgió por el diseño de la trompa copiado de una Ferrari. Fue restaurada y esta es su historia.

El Tiburón. Así se bautizó a una de las últimas cupé Ford modelo ‘39 que utilizó Oscar Gálvez en el final de su carrera en el Turismo Carretera. La usó un puñado de carreras hasta que se destruyó tras un vuelco y quedó confinada al olvido.
Pero lo mágico que tiene el Turismo Carretera es que con el paso de los años hay gente que se ocupa de que estas joyas mecánicas no desaparezcan del todo. Ese es el caso de Norberto Vázquez, un restaurador de autos de la localidad de Haedo (partido de Morón).
Hace algunos años llegó un hombre a su taller con esta cupé con la intención de restaurarla a su gusto para correr el Gran Premio Histórico. No fue posible, porque en el proceso de reparación el hombre falleció, y como la viuda no tenía dinero para abonar el trabajo realizado dejó el auto en parte de pago.
Vázquez no detuvo la construcción del auto que fue pintado con los mismos colores verde lino y blanco tiza, y hasta las mismas publicidades que llevaba en aquella época.
“Cuando lo trajeron solo tenía un pedazo de chasis y carrocería. También el volante, pero la particular trompa que tenía en aquella época es una réplica”, le contó Norberto a SoloTC.
El histórico auto estuvo en la mira del Museo del TC, pero los papeles que certifican que el coche es el original se extraviaron. “Durante un tiempo tuve los papeles en mi taller, ahí vi que incluso seguía a nombre de Oscar Gálvez. Pero se los devolví al dueño y cuando murió, su esposa me dijo que habían desaparecido”, se lamentó Vázquez.
Para el proceso de pintura del chasis y de las publicidades se consultó a Héctor Díaz, íntimo amigo de Oscar Gálvez que aportó datos y fotos antiguas del auto para que tenga el mismo diseño.
Gálvez: “El mejor auto que hice”
Gálvez había comenzado el armado de esta nueva máquina en los primeros meses del ‘63, pero la trágica muerte de su hermano Juan el 3 de marzo de ese año en la Vuelta de Olavarría dejó todo en stand by, incluso su continuidad como piloto.
Tres meses más tarde volvió a las pistas con este auto orientado hacia una concepción más moderna, con un novedoso diseño aerodinámico de la trompa copiado de una Ferrari. Fue en la Vuelta de Arrecifes disputada el 2 de de junio y no pasó desapercibido.

La revista Coche a la vista la describió como “una trompa rara con 2 agujeros a los costados que fue realmente digna de aplausos”. “El autito está lindo, es el mejor que hice. Todo prolijo y sin cosas raras. De estabilidad está fenómeno. Se tiene muy bien. Lo probé en la tierra, en todos lados. Lo que no me va a alcanzar es la velocidad. Tengo 200 km/h”, le dijo Gálvez a Juan Carlos Pérez Loizeau, para la revista El Gráfico.
Lamentablemente no pudo demostrarlo con resultados ya que solo sumó abandonos y un fuerte accidente que destruyó a la cupé. El quíntuple campeón no quiso despedirse de esa forma, así que usó otro auto para disputar su último Gran Premio con el que terminó 10º.
El 18 de octubre de 1964 se retiró definitivamente del automovilismo a los 51 años conduciendo un flamante Ford Falcon. Llegaba la hora de los autos compactos, pero Gálvez ya no formaría parte de esa nueva era.
Oscar Gálvez fue uno de los pilotos más ganadores de la historia del Turismo Carretera. Sumó 5 títulos (1947, 1948, 1953, 1954 y 1961) y 43 victorias, siempre corriendo con Ford.