Turismo Carretera

Los delivery del Turismo Carretera

Roby Moreira y Franco Galesio recorren miles de kilómetros por semana para trasladar autos y motores de Turismo Carretera y las demás categorías de la ACTC. Conocé la singular historia de 2 apasionados que viven el sueño de trabajar en el mundo la “máxima”.

El mundo del Turismo Carretera es mucho más amplio de lo que se ve a simple vista en la pista o en los boxes. En el detrás de escena hay cientos de personas que se mueven al ritmo de una industria que genera trabajo genuino y no se detiene nunca. Entre ellos están Roby Moreira y Franco Galesio, protagonistas indispensables en la trastienda de las carreras. Son los “delivery del TC”.

SoloTC

Roby traslada con su camión plancha a la mayoría de los autos de carrera que participan en cualquier divisional de la ACTC. Franco, en cambio, lleva los motores multiválvulas y cualquier otro tipo de repuestos de un taller a otro con su Citröen Berlingo. A los 2 los une la pasión por su trabajo, y obviamente por el TC.

Moviendo autos de carrera

Empecé hace unos años gracias a que mi amigo Abel Beraldi (expiloto de TC Pista) me contactó con Walter Alifraco. Ahí comenzó mi relación con el TC. Se fue haciendo el boca a boca y de a poco me fueron llamando para que traslade los autos”, le contó Moreira a SoloTC.  

Anteriormente había trabajado con un camión en el puerto de Buenos Aires y había tenido autos para participar en picadas. Ahora es de los primeros en enterarse cuando un piloto cambia de equipo o cuando una escudería adquiere un auto 0 km, porque generalmente es el encargado de movilizar los vehículos. También, entre otras cosas, traslada los coches de carrera hasta el circuito de La Plata para que realicen ensayos libres, hasta el banco de rodillos, incluso cuando los exponen en un evento.

Roby Moreira
Roby Moreira recorre más de 3.000 kilómetros por semana con su camión plancha.

“Soy fanático de los fierros desde muy chico. Vivo en Villa Domínico, y cuando era un nene me escapaba de la escuela y me tomaba 2 colectivos para ir a ver las pruebas de TC en el autódromo de Buenos Aires. Antes cuando iba a ver una carrera de TC, pedía permiso en el box para sacarme una foto al lado del auto. Y ahora no solo tengo la posibilidad de conocerlos por dentro, sino de relacionarme con esos ídolos que antes miraba por la televisión”, agregó Roby.

Claro que es un trabajo que exige mucho sacrificio. Porque no hay descanso, ni demasiadas horas libres. Hay que estar siempre listo, como un boy scouts. “Laburo de lunes a lunes, no tengo descanso.  Este es un trabajo en el que a veces no te llama nadie, pero de repente te llaman 3 en un mismo día. Por semana puedo llegar a hacer 3.000 kilómetros, porque donde me llaman voy”, cerró Roby, quien el año pasado se dio el gusto de transportar un Porsche desde La Rioja a Capital Federal, el último auto que manejó Diego Maradona.

“Llevé la camioneta de Werner y ganó la última fecha de TC Pick UP”, dice Roby.

La ruta de los motores

A Franco Galesio la puerta del TC se le abrió al conocer a Fabio “Chino” Martínez. “Él me dio una mano enorme, para mí el Chino es todo. Después me llamó Julián Adamo y hasta Patita Minervino, que para mí fue siempre un ídolo. Trabajo con el Gurí Martínez, le llevo los motores a Ortelli, a Laboritto… por suerte trabajo me sobra”, le contó a este medio.

Franco recorre la ruta de los motores de la “máxima” y del resto de las categorías de ACTC. Después de una carrera, pasa a buscar por el bunker de los motoristas las piezas que haya que llevar a rectificar y comienza el recorrido para comprar repuestos. Vuelve a reunir las piezas para llevárselas al preparador y así comienza el armado del impulsor. Luego retira la planta motriz para trasladarla hasta el taller donde está el auto, donde se coloca previo a cada fecha para probarlo en banco de rodillo o salir directo para el autódromo.

Galesio Minervino
Galesio junto a Patita Minervino, uno de sus ídolos. Traslada multiválvulas y repuestos.

Este itinerario, simplificado, lo hace con cada uno de sus clientes. Y, dependiendo de los problemas que haya tenido el motor, puede demandar varios viajes. Como ejemplo, la ruta de los motores que hace con Laboritto y el DTA Racing para el Ford de Valentín Aguirre, implica recorrer muchos kilómetros. Del taller de Johnny, pasa por Canning para dejar el motor de Leonel Pernía, de allí a San Nicolás para hacer lo mismo con el impulsor de Aguirre. Luego pasa por 9 de Julio, levanta 3 multiválvulas y viaja hasta Del Viso para dejarlos en el Azar Motorsport.

Al igual que Moreira, Franco también pasa muchos días afuera de su casa sin ver a su mujer y su beba de 4 meses. Cuando hay carreras de TC hago un promedio de 6.500 kilómetros de recorrido por semana. Arranco el domingo a la noche y recién vuelvo a mi casa el sábado al mediodía”, le contó a STC. El cansancio a veces puede más. “Cuando voy a Saladillo, al taller de Ezequiel Giustozzi, duermo en su oficina mientras él banquea los motores”, reveló.

Incluso, su esposa le compró un colchón inflable para que duerma en la parte trasera de la camioneta. “Cuando voy de viaje y me da sueño, lo inflo y duermo en la caja de atrás junto a un multiválvulas. Para mí es un sacrificio y responsabilidad enorme, pero estoy viviendo mi sueño, estoy donde quiero estar. ¡Y soy feliz!”.

Galesio está en el mundo del automovilismo desde muy chico, cuando su papá corría en el Turismo Special de la Costa. Pero su relación con el TC se dio de una forma particular, a los 14 años en el autódromo de 9 de Julio, la ciudad donde nació. Ese día, cumplió el sueño de cualquier pibe teceísta.

Galesio Savino
Galesio en el taller de José Savino.

“Recuerdo que fui a ver una prueba de Gabriel Ponce de León. En un momento, él  me miró, se sonrió y me preguntó si me quería subir con él. Imaginate lo loco que quedé que yo me había ido al autódromo en bicicleta y me fui corriendo los 2 kilómetros que me separaban de mi casa de la emoción que tenía. ¡Me olvidé la bicicleta en el autódromo!”, recordó con una sonrisa en la charla con STC.

Cuando creció, comenzó a trabajar sobre un camión de larga distancia. Pero su verdadero deseo era otro. “Yo quería ser comisionista en el TC. Así que me compré una camionetita y de a poco empecé a llevar algún elemento, como levas y cigüeñales de los Procar 4000. Y después empecé a pedir los números de teléfono de preparadores y talleres para ofrecerles mis servicios”, contó.

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