Por Ricardo Gálvez
Durante mucho tiempo me pregunté si el día que se cumplieran 50 años de la muerte de papá, yo no me encontraría solo en el cementerio. Pero me di cuenta que no, porque aquella generación que vivió sus proezas se fue renovando y hoy son los hijos de sus amigos o seguidores los que me acompañan.
Digo con mucha alegría que son muchos los que cada 3 de marzo siguen yendo a visitarlo. La única tristeza que tiene la familia es la de sentir que mi padre no tiene el reconocimiento como deportista que debería tener y no es tanto lo que oficialmente se lo recuerda. Quizás no los que están ligados al automovilismo, sino en otros ámbitos.
A pesar del paso del tiempo escucho a gente relatar alguna anécdota de mi padre y ponerse a llorar. Pero lo que más me impactó es que se acuerdan qué es lo que estaban haciendo en el preciso instante en que se enteraban del accidente de papá, recuerdan hasta detalles insignificantes, dónde estaban sentados o que ropa tenían puesta.
Todos tienen grabado a fuego ese instante, esto transmite el impacto emocional que deben haber sufrido al enterarse de su muerte. Más allá que muchos me piden que les cuente cómo era como ser humano, a mí me gusta contar lo que hizo arriba de su auto, es un orgullo que me rebalsa por todos lados. Siento que fue tan impresionante la diferencia que hizo que hasta yo me sorprendo.
Estamos hablando de una persona que ganó el 50 por ciento de lo que corrió, tiene 9 títulos, 4 subcampeonatos y 56 victorias, y eso que dentro de esto no se cuentan los triunfos en las etapas. Si no estaríamos hablando de más de 100 carreras ganadas. ¡Y hoy el TC tiene campeones que ganaron 2 carreras! Me preguntan qué pienso de que fulano o mengano le quiera igualar el récord a mi viejo, y estamos hablando de otra cosa, otro automovilismo que nada tiene que ver con el actual.
Juan Gálvez falleció el 3 de marzo de 1963 al volcar con su cupé Ford en el “Camino de los Chilenos” durante la Vuelta de Olavarría. Tenía 47 años.
¿Quién puede comparar a Schumacher con Fangio? No se puede hacer ningún tipo de comparación, porque los que corren dicen que lo hacen en el Turismo Carretera, pero Turismo Carretera era el que corrían ellos, no es comparable. Nunca nadie va a poder explicar cómo hizo para tener durante 17 años de trayectoria una supremacía semejante con el resto.
Porque el ACA trabajaba en función de emparejar la categoría y de alguna forma lo hacía en contra de Juan Gálvez, no tenían forma de pararlo. Y a pesar de todo y los años que pasaron, no pudieron evitar que él fuera el que siempre ganaba. Se hablaba de que vencía porque largaba primero, así que en las Mil Millas del año ’50 decidieron hacer un sorteo y él terminó largando 114°… ¡y ganó!
Tiene 2 hitos hasta ahora inigualados: es el piloto con más títulos en la historia del TC con un total de 9 y quien más victorias ostenta en la categoría (56). Debutó el 14 de diciembre de 1941 con un Ford, marca que defendió hasta el día de su trágica muerte.
¡Avanzó 113 posiciones y ganó! Casi el 60% de lo que corrió terminó primero o segundo. Habrá 6 o 7 carreras que completó el recorrido en las que terminó fuera de los primeros 4 puestos, ¡es algo impresionante y nunca visto! Muchos me preguntan por qué mi papá hacía semejante diferencia, y quizás la explicación pase por su dedicación al trabajo, él no dejaba nada librado al azar o la memoria, todo lo anotaba, hasta el detalle más insignificante de cada carrera. Era un profesional 100%. El TC era su vida.
* Carta publicada en la edición Nº 142 de la revista SoloTC del año 2013.