Turismo Carretera

El Cuadrado de Peduzzi: así fue la historia de su recuperación

A través de un artículo del periodista Alfredo Parga en el diario La Nación, un fanático del Turismo Carretera logró encontrar el auto original en un descampado de la provincia de Formosa.

Francisco Suárez Piazza lo describe como “un flechazo”. Tenía apenas 12 años cuando su pasión por el automovilismo lo llevó a comprar algunas ediciones de la vieja revista Automundo. Lo que más lo atrajo fueron los Torino, pero cuando vio el Cuadrado de Ricardo Peduzzi sus ojos se iluminaron. Fue un amor a primera vista.

Ese fue el puntapié inicial de una historia increíble, y con final feliz. Porque hoy el Cuadrado original descansa impecable en su casa de Barrio “Ciudad Jardín”, en El Palomar. Según le contó este correntino de 29 años a SoloTC, el recorrido hacia la búsqueda de esa cupé Chevrolet modelo 1929 comenzó cuando él tenía 16 años.

“Logré contactarme con Carlos Grammatica (NdeR: primo de Ricardo Peduzzi) quien me contó un poco la historia de ese auto. Ellos tenían una réplica del Cuadrado y yo me mostré interesado en comprarlo porque pensé que era el original. Pero después me enteré que no era así”, relató Francisco.

Así fue que inició una minuciosa tarea de investigación para conocer cuál había sido el destino del auto original, que no solo quedó en la historia del TC por su particular fisonomía, sino que además logró 1 victoria el 10 de abril de 1966 en Río Cuarto, apenas 1 mes después de su estreno en el autódromo de Buenos Aires.

“Me compré toda la colección de la Automundo, la leí de punta a punta y no encontré nada acerca de qué había pasado con el Cuadrado. Hasta que un día leí un artículo del periodista Alfredo Parga en La Nación. Y en un párrafo decía algo así como ‘vaya a saber quiénes se llevaron al mítico, extravagante y efectivo Cuadrado de Peduzzi a Formosa’. Entonces viajé a Formosa y me contacté con un fierrero de allá quien me comentó que había una persona que tenía el auto”, le detalló Suárez Piazza a STC.

Cuadrado de Peduzzi en Buenos Aires
“Feo pero simpático”, así definió Peduzzi a su Chevrolet ’29. (Archivo A. Parga)

Así fue que después de un tiempo logró ubicar al hombre que resultó ser amigo del Tola Peduzzi. “Él me contó que Peduzzi le vendió el auto en 1976.  Lo tuvo armado hasta 1990. Pero como le ocupaba mucho lugar en la casa lo desarmó. La parte mecánica la guardó en la casa, y lo que es carrocería y chasis se la dio a un amigo que hacía carrocerías para camiones”, contó.  

Don Tavano –así se llamaba el propietario del Cuadrado- le dijo que le regalaba la carrocería. Eso sí, primero debían cerciorarse de que estuviera… Así es que fueron juntos a un descampado que estaba a la vera del camino en la entrada de Formosa Capital. Y en medio de un yuyal, debajo de una palmera, encontraron la cabina de un auto.

Suárez tenía tan clara la fisonomía del auto que lo había cautivado, que le bastó con revisar un par de detalles para comprobar que realmente era el Cuadrado. “Revisé algunos detalles como las abrazaderas de sujeción del escape y otras características. No había dudas, era el auto original, aseguró.

La cola del Cuadrado de Peduzzi
El Cuadrado en la actualidad. Corrió 3 años en el TC. (F. Suárez)

La negociación llegó a buen puerto. En 2016, Suárez Piazza logró trasladar el auto a Buenos Aires para iniciar el proceso de restauración junto a su papá Mario. Armarlo, cuenta, fue toda una odisea. “Es un auto que tiene injertos de 100 millones de cosas (sic)”, graficó.

Para  tener una idea de lo que habla, tuvo que viajar a Uruguay para conseguir un elemento clave. “En la trompa tiene un radiador de aceite de un tanque de guerra Sherman que se usó en la 2ª Guerra Mundial. ¿Sabés lo que fue conseguirlo? Lo busqué por toda Latinoamérica y recién lo encontré en Uruguay. Se lo compré al ejército de ese país, reveló.  

Actualmente el auto está completamente restaurado, con muchas de las piezas originales de la época. En el  medio del proceso pudo ubicar a Alberto Fabbro, histórico copiloto de Peduzzi mientras el Cuadrado formó parte de la categoría. Fabbro tuvo la posibilidad de reencontrarse con el auto y certificar que, efectivamente, es el mismo con el que habían dejado una huella imborrable en la historia del Turismo Carretera.

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