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Claudio Garófalo, el motorista quilmeño que dejó su marca en el TC

En las últimas horas falleció el reconocido preparado, que forjó una trayectoria de grandes éxitos, trabajando con pilotos de elite y también atravesó momentos duros. Un repaso por la historia de un hombre de perfil bajo que se hizo notar en la "máxima".

En las últimas horas falleció Claudio Garófalo, reconocido preparador de motores e integrante de una familia con historia en la competición. Un trabajador incansable del barrio de Quilmes que, como tantos otros, comenzó en las categorías zonales y escaló hasta convertirse en una figura destacada del Turismo Carretera. Esta es parte de su historia.

Claudio vivió el automovilismo desde la cuna, influenciado por su padre, José Garófalo, quien siempre estuvo ligado a la preparación de motores. Fue así que el quilmeño inició su carrera como piloto en categorías como la Fórmula 2 Bonaerense, utilizando los impulsores de su papá. “Recién en 1993, después de competir durante más de diez años, me empecé a preparar los impulsores. Corrí en distintas categorías, en zonales gané tres campeonatos y también competí en Rally Provincial y TC Pista”, recordó Claudio en una nota con SoloTC.

El salto al TC y la gloria con “Pechito” López

Tras acumular experiencia en el Turismo Pista, Turismo 4000 e incluso en el TC2000 (entre 2004 y 2005 preparó los motores Honda del equipo de Oscar Fineschi), Garófalo desembarcó en el mundo de la ACTC de la mano de Diego González, quien lo convocó en 2006 para motorizar su Dodge de TC Pista.

Garófalo trabajando en el Torino de Pechito López en el TC. Claudio Garófalo. (SoloTC/J. Marchesin)

Como la mayoría en sus inicios, comenzó armando motores con desarrollo de Omar Wilke y tapa de Norberto Salpietro, recibiendo también consejos del “Polaco” Herceg. Sin embargo, el momento que sacudió al ambiente y marcó un antes y un después en su carrera llegó en septiembre de 2009, cuando el poderoso HAZ Racing Team lo convocó para reemplazar a Oscar Castellano en la motorización del contundente Torino de José María López.

“Un día fueron a hacer unas pruebas aerodinámicas en los 1000 metros de Rafaela con un motor mío y quedaron muy conformes. Me preguntaron si tenía el coraje para afrontar el desafío de reemplazar a Castellano (…) y darle motor nada más ni nada menos que a López. Acepté y por suerte las cosas me fueron bastante bien”, le contó a SoloTC sobre la oportunidad que lo catapultó.

Con “Pechito” logró su primera victoria en la “máxima” el 1 de noviembre de 2009 en San Luis y rozó la gloria ese mismo año, en un título que se escapó de manera increíble por una mancha de aceite. “Fue algo muy importante, pero estuve quince días sin querer escuchar la radio. Todo el mundo cuestionaba si yo podía superar lo hecho por el ‘Pincho’ en el auto de López, y no podía permitir que eso me distraiga. Solo pude disfrutarlo en el verano”, reconoció.

Los hermanos quilmeños, Claudio y Alejandro Garófalo. Claudio Garófalo. (SoloTC/J. Marchesin)

El motorista del momento y sus grandes hitos

Garófalo se ganó la etiqueta de “motorista del momento” en varias temporadas. En 2018, por ejemplo, fue el preparador más ganador del torneo con 7 triunfos (3 con Alan Ruggiero, 2 con Facundo Ardusso y 2 con Jonatan Castellano), aunque vio cómo el título se le escapaba por segundo año consecutivo con Ardusso (en 2017 lo había perdido por apenas 0,25 puntos).

En 2019 su dominio fue aún más notable, iniciando el año con una seguidilla de 5 victorias consecutivas (3 con Ruggiero y 2 con Ardusso), una racha que no se veía para un motorista desde 1984 con la dupla Pedersoli-Wilke. Este éxito le permitió tener una extensa lista de clientes que superó los 15 pilotos.

Pese a todo, el ansiado título de TC le fue esquivo. “Mi obsesión no es ser campeón, sino ser el mejor en cada momento que puedo. Si salgo campeón o no, el lunes tengo que volver al taller a laburar como siempre, no me soluciona nada”, le confesó una vez a SoloTC.

Claudio con su hijo Juan Manuel, quien siguie dando asistencia a los clientes en los autódromos. Claudio Garófalo. (SoloTC/J. Marchesin)

Las duras sanciones

Su trayectoria también tuvo tropiezos. En 2015, la CAF de la ACTC le aplicó una dura suspensión de 6 meses y una multa de $150.000 por reiteradas anomalías técnicas en sus impulsores. Pero la sanción más severa llegó en 2020: 3 años de suspensión para trabajar en categorías fiscalizadas por la ACTC y una multa de 1,5 millones de pesos. La medida se tomó tras detectarse que los centradores de los autos de Germán Todino y Marcos Landa (TC Pista) estaban fuera de reglamento en la primera fecha en Viedma.

“Cometí un error, me equivoqué y aprendí la lección. Me costó y me dolió mucho porque perdí un montón de crédito de cosas que había logrado lícitamente. Hoy tengo la posibilidad de demostrar que en aquel momento me equivoqué y que no todo lo que yo hacía estaba fuera de reglamento”, admitió Garófalo tras cumplir la sanción. “No lo tomo como una revancha, sino como un aprendizaje”, dijo en su momento.

Claudio Garófalo sin dudas dejó su marca en el Turismo Carretera, en base a su capacidad y su trabajo. Como así también la obsesión por lograr la mayor potencia. 

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